De las trincheras a la pasarela: el pasamontañas (o balaclava), el accesorio más calentito

Imagen de archivo de un desfile de la diseñadora granadina, Beatriz Peñalver. EFE/JAVIER LIZÓN

Carmen Martín

Imagen de archivo de un desfile de la diseñadora granadina, Beatriz Peñalver. EFE/JAVIER LIZÓN

Madrid, 30 ene (EFE).- De las trincheras a la pasarela, el pasamontañas, verdugo o balaclava, gorro que cubre la cabeza hasta el cuello dejando al descubierto los ojos y la nariz, toma impulso y se convierte en el accesorio más sofisticado y calentito de la temporada.

Popularizado por Audrey Hepburn y Jackie Kennedy en los años 70, el pasamontañas, conocido como balaclava, que se ha visto en las colecciones de lujo de Jil Sander o Saint Laurent, «se ha colado en el vestir cotidiano con absoluta naturalidad tras hacerse viral en redes sociales, que son las que mandan», ha dicho este jueves a EFE la periodista experta en moda, Clara Courel.

El apodo de este gorro, que cubre cabeza y garganta, se debe a la región que lleva su nombre, en la península de Crimea, donde en 1853 tuvo lugar una guerra que enfrentó a rusos e ingleses. Y precisamente, fueron los soldados británicos los que utilizaron esta prenda para protegerse del clima extremo de la zona, ha recordado Courel.

Antes, esta pieza estuvo ligada a la figura del verdugo, persona encargada de ejecutar la pena de muerte o castigos corporales impuestos por la justicia, de ahí que también se la conozca como gorro verdugo.

Con el paso del tiempo, el balaclava se ha vinculado con las actividades deportivas y militares, aunque también a las manifestaciones y actos rebeldes.

También ha estado muy ligado a la infancia, al uniforme de invierno de niñas y niños por su capacidad para abrigar al mismo tiempo cabeza, oídos y garganta. «Era un agobio, se nos perdía todo el tiempo», recuerda Courel.

A principios del siglo XXI, Raf Simons lo subió a la pasarela. Después, Alessandro Michele, para Gucci, ideo unos pasamontañas coloristas que cubrían gran parte del rostro.

Esta temporada, el balaclava regresa a la calle con fuerza y muestra su versatilidad para cubrir todos los gustos. Así, en las pasarelas se han visto diseños sobrios y minimalistas en tonos fáciles de combinar y elegantes como el negro, beige o gris, pero también piezas más divertidas con patrones más rompedores y originales tejidas en colores luminosos.

Aunque, el pasamontañas lleva temporadas siendo accesorio favorito de ‘celebrities’ como Beyoncé o Rosalía, diseñadores y estilistas lo democratizan y lo combinan con todo tipo de prendas con dos fines. El primero, funcional: combatir el frío. El segundo, estético: redefinir y añadir sofisticación.

Así, el se pueden ver desde modelos sencillos en tonos lisos a otros más sofisticados en lana de mohair con detalles exuberantes como pelo, cristales o perlas y pinceladas lujosas como hilos dorados o puntillas.

«El verdugo se ha romantizado», añade Courel, quien apunta que su diseño se ha ido puliendo tanto que algunas imitan a las capotas de los bebés, piezas que se anudan al cuello con una coqueta lazada.