Descubren una casa en la excavación del poblado íbero de Puente Tablas (Jaén)

Vista aérea del yacimiento arqueológico de Puente Tablas en Jaén, este miércoles. EFE/ José Manuel Pedrosa

Jaén, 7 feb (EFE).- El Instituto de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén ha finalizado la tercera fase de investigación arqueológica en el poblado íbero de Puente Tablas, que ha permitido descubrir una vivienda con espacios destinados a áreas de producción que aún se encuentra en estudio.

Vista aérea del yacimiento arqueológico de Puente Tablas en Jaén, este miércoles. EFE/ José Manuel Pedrosa

El Proyecto General de Investigación en el Enclave Arqueológico de Puente Tablas cuenta con la financiación de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte por un importe de 240.000 euros para las seis anualidades que componen el mismo (2021-2026).

Vista aérea del yacimiento arqueológico de Puente Tablas en Jaén, este miércoles. EFE/ José Manuel Pedrosa

Los trabajos comprendidos en esta tercera fase, según ha explicado el delegado territorial del área, José Ayala, han consistido en una prospección con georradar 3D, un levantamiento fotogramétrico, así como la excavación arqueológica de una vivienda y la correspondiente batería de análisis específicos en una posible área de necrópolis.

“La Consejería de Turismo, Cultura y Deporte está comprometida con todos aquellos trabajos que permitan seguir descubriendo lo que atesora el Enclave Arqueológico de Puente Tablas, que es una parte importante para continuar conociendo nuestra cultura del mundo íbero”, ha subrayado Ayala.

El delegado territorial ha destacado que esta intervención “aumentará el conocimiento, apoyará la protección y fomentará la conservación del patrimonio arqueológico en las 48 hectáreas de carácter público de este enclave”.

El poblado íbero de Puente Tablas se desarrolló entre los siglos VII y finales del III a. C. Previamente, entre los siglos IX-VII a. C. el lugar estaba habitado y aquel primitivo poblado carecía de murallas, sus viviendas eran cabañas sencillas y sin organización precisa entre ellas.

En torno al siglo VII a. C., hace 2.700 años, el poblado se transforma y se incorporan nuevas formas de construcción, de modo que levanta en su perímetro una muralla y, dentro del recinto, se traza una trama urbana con casas y espacios públicos y donde se instala un palacio para el príncipe y varios siglos más tarde, un santuario.

Aunque el lugar era bien conocido como un antiguo poblado, no fue objeto de atención de la arqueología hasta los años 70, de modo puntual, y de forma más continua, hasta los años 80 del pasado siglo, cuando se pone en marcha un proyecto de investigación, todavía en desarrollo, sobre el mundo íbero.