Washington/La Habana, 14 ene (EFE).- Washington y La Habana dieron este martes la sorpresa al anunciar, respectivamente, la salida de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo y una excarcelación masiva de presos de la isla en la que ha mediado el Vaticano.
El doble anuncio, que podría suponer el primer paso para un acercamiento bilateral, queda sin embargo de alguna forma entre interrogantes por la llegada en apenas seis días a la Casa Blanca del republicano Donald Trump, quien durante su primer mandato (2017-2021) incluyó a Cuba en esa lista, que tiene severas consecuencias financieras.
La administración demócrata saliente aseguró que la exclusión de Cuba de la lista está ligada a la liberación de los presos, que según explicó el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) de la isla, afecta a 553 personas «sancionadas por delitos diversos» y que serán excarcelados «gradualmente».
La Casa Blanca indicó por su parte que las liberaciones comenzarán «en relativamente poco tiempo» y que entre los presos seleccionados hay personas que participaron en las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021 (11J), las mayores en décadas en Cuba.
Según la ONG Prisoners Defenders a finales de noviembre había en la isla un total de 1.148 presos por razones políticas en Cuba. Por otro lado, la plataforma independiente Justicia 11J aseguró a finales del año pasado que 554 personas que participaron en el 11J continuaban entre rejas con penas de hasta 20 años de prisión.
De efectuarse, esta sería la primera excarcelación de presos en Cuba desde 2019, cuando las autoridades del país indultaron a 2.604 reclusos. La anterior se produjo en 2015, cuando un total de 3.522 presos fueron excarcelados como «gesto humanitario» ante la visita del papa Francisco a la isla.
Estados Unidos incluyó a Cuba en la lista en 2017 -aunque ya había estado entre 1982 y 2015- aludiendo a la presencia en la isla de miembros de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que viajaron a La Habana para las negociaciones de paz con el Gobierno de Colombia.
La designación implica la prohibición de venta de armas a ese país, un mayor control a sus exportaciones, restricciones en la ayuda exterior, mayores requisitos para los visados y la congelación práctica de gran parte de su actividad financiera en el exterior.
Esto ha contribuido, junto a la pandemia y ciertas políticas fallidas de la propia Cuba, a la grave crisis económica y energética que padece actualmente la isla, una combinación difícil de revertir de contracción económica, elevada inflación y déficit abultado.
Cuba sufre una escasez de básicos (alimentos, medicinas y combustible), prolongados apagones diarios y una creciente dolarización. Esto ha generado un fuerte descontento social, visible en una ola migratoria sin precedentes y en las inusuales protestas que se han registrado desde 2021.
Estados Unidos suspendió también la capacidad de los ciudadanos estadounidenses de demandar en tribunales de Estados Unidos la expropiación de sus propiedades en Cuba (el título III de la ley Helms-Burton) y levantó algunas sanciones financieras.
Tras conocerse el paso de Washington, el Minrex consideró el anuncio como una «decisión en la dirección correcta», aunque aclaró que a su juicio es un paso «muy restringido», pues siguen estando en vigor múltiples sanciones económicas.
Indicó que «el bloqueo económico y buena parte de las decenas de medidas coercitivas» de EE. UU. contra Cuba siguen en pie, reforzadas con un paquete de medidas aplicado durante el primer mandato de Trump. «La guerra económica permanece», subrayó.
El Minrex señaló que la decisión «ocurre ahora, a punto de producirse un cambio de Gobierno, cuando debió haberse materializado hace años, como acto elemental de justicia, sin reclamar nada a cambio y sin fabricar pretextos».
Asimismo, no descartó que el nuevo Gobierno estadounidense pueda «revertir en el futuro las medidas hoy adoptadas, como ha ocurrido en otras ocasiones». El designado secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, es un cubanoamericano defensor de la línea dura con la isla.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, agradeció en las redes sociales «a todos los que contribuyeron a la decisión anunciada hoy por EE. UU.», entre los que se cuentan, además del Vaticano, Brasil y Colombia.