El tesoro de la fragata británica Westmorland regresa a la ciudad donde fue subastado

Vista de la exposición titulada "El Westmorland en Málaga" presentada este miércoles en el centro Cultural Fundación Unicaja de Málaga. La muestra reúne las piezas artísticas que transportaba esa fragata británica cuando fue apresada, un botín que fue decomisado y subastado en 1779 en el puerto malagueño y que ahora pertenece a los fondos de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. EFE/ Jorge Zapata

Málaga, 18 sep (EFE).- La carga que transportaba la fragata británica Westmorland -un tesoro de un millar de piezas, entre ellas obras artísticas de incalculable valor- cuando fue apresada por un navío francés regresa ahora a Málaga, ciudad donde fue subastada en 1779.

Vista de la exposición titulada "El Westmorland en Málaga" presentada este miércoles en el centro Cultural Fundación Unicaja de Málaga. La muestra reúne las piezas artísticas que transportaba esa fragata británica cuando fue apresada, un botín que fue decomisado y subastado en 1779 en el puerto malagueño y que ahora pertenece a los fondos de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. EFE/ Jorge Zapata

La muestra, instalada en el Centro Cultural Fundación Unicaja de Málaga, supone saldar «una deuda» al desarrollarse «justo en el teatro de operaciones» de este importante acontecimiento histórico, según ha explicado José María Luzón, miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y comisario de la exposición.

La Westmorland zarpó de Livorno (Italia) con destino a Londres con los bienes artísticos adquiridos por jóvenes aristócratas británicos durante su ‘Grand Tour’ por Europa, en un viaje cubierto por catorce aseguradoras pese a que la fragata se consideraba un barco «muy seguro» con sus veintiséis cañones, ha explicado Luzón.

Las piezas se encontraban en fardos y cajones marcados con iniciales «y han pasado más de doscientos años sin ser identificados sus propietarios», una labor a la que ha dedicado varios años este académico.

«Vimos en un cajón las siglas H.R.H.D.G., que en inglés correspondían a Su Alteza Real el duque de Gloucester, hermano del rey Jorge III, y tiramos del hilo hasta identificar a 32 viajeros ingleses propietarios de los cajones», ha resaltado.

Floridablanca fue el encargado de marcar con una cruz las piezas del botín que debían ser adquiridas para engrosar los fondos de la Academia de San Fernando, de las que ahora se muestra una selección en Málaga.

Tras ser capturada la fragata a pocas millas de Málaga, en una acción legal en tiempos de guerra, y llegar a este puerto, su capitán hizo una declaración de su carga en la que resaltó la presencia de un cuadro de gran valor -«10.000 pesos de nuestra moneda», fue la tasación-.

Se trataba de ‘Perseo y Andrómeda’, de Antonio Rafael Mengs, que fue enviado al entonces ministro de Marina francés, quien a su vez lo vendió a un agente de Catalina II de Rusia, por lo que ahora está expuesto en el Museo del Hermitage en San Petersburgo y solo se puede ver una fotografía del mismo en Málaga.

Entre las múltiples anécdotas que encierra el Westmorland, está la de otro cajón que, según la advertencia en un documento de un exjesuita, «no se podía vender», porque contenía reliquias de santos.

Ocultas en un bloque de mármol y guardadas en una caja forrada de seda roja, había reliquias de San Clemente, el tercer papa de la cristiandad.

Otro viajero transportaba flores de plumas para su novia, varias cajas de licor para su suegro y dulces de piñón para su suegra. «Los dulces se los comieron en Málaga para que no estropeasen y las botellas de licor tampoco llegaron a la Academia, que solo recibió las flores de plumas», ha descubierto Luzón en su investigación.

Entre las joyas que se pueden contemplar en Málaga ha destacado varias obras de John Robert Cozens, el gran acuarelista inglés, «que se prestan poco para ser expuestas por motivos de conservación, por lo que es un privilegio verlas aquí», según el comisario.

El valor histórico de la muestra se da la mano con la tecnología, puesto que códigos QR que acompañan a las piezas permiten ver vídeos sobre uno de los principales sucesos navales de la historia del Mediterráneo y recreaciones en 3D, o incluso escuchar la música de las partituras expuestas en las vitrinas.