Eric, de Los Planetas: «Empecé en la música con la Iglesia y la Falange»

Eric Jiménez, batería de Los Planetas y de Lagartija Nick, en una imagen de archivo. EFE/Miguel Angel Molina

Magdalena Tsanis

Madrid, 2 nov (EFE).- Se fue de casa con trece años, a los dieciséis se casó por primera vez, empezó a tocar el tambor en la Falange y de ahí a fundar el punk en la Granada de los 80. Ahora, Eric Jiménez, batería de Los Planetas y Lagartija Nick, cuenta su historia en un documental.

«Empecé en la música con la Iglesia y la Falange, del cuartel a la iglesia y de la iglesia al cuartel y luego al Rock-Ola», dice a EFE el músico granadino a propósito del retrato que le hace César Martínez en «La importancia de llamarse Ernesto y la gilipollez de llamarse Eric», que se estrenará en cines el 10 de noviembre.

Iconoclasta y autodidacta, Jiménez es una figura clave del rock granadino de las últimas cuatro décadas. De Bob Dylan, al que teloneó con Los Evangelistas, dice que es «un poeta gruñón, un aburrido» y de Enrique Morente, con quien grabó el mítico «Omega» (1996), destaca su capacidad para enamorar a los no flamencos.

Buena parte de sus anécdotas y recuerdos los compartió también en dos libros autobiográficos publicados en 2017 y 2021. Martínez prepara ya otro documental sobre Lagartija Nick y la Generación del 27 centrado en sus trabajos sobre Lorca, Valdelomar y Luis Buñuel, al que han dedicado su último disco y gira.

PREGUNTA.- El documental muestra muchas caras de usted, ¿hay una persona y un personaje?

RESPUESTA.- Más que un personaje es un escudo. Empecé a consumir droga y a beber alcohol, pero nunca llegué a engancharme, la utilizaba porque me liberaba y me hacía no pensar en todas las carencias y vacíos que llevaba por dentro.

Al cabo de muchísimo tiempo me di cuenta de que era una zona de confort totalmente falsa y que me podía destrozar la vida.

P.- Cuenta que su padre le regaló una guitarra y se metió en el coro de la Iglesia y luego vio una procesión y se metió en la Falange para tocar el tambor. Un comienzo bastante singular en la música.

R.- No soy como muchos compañeros músicos que parece que empiezan en el Royal Music Hall o que dicen que su primer disco fue de Syd Barrett. El mio probablemente fue Heidi o Pipi Calzaslargas. Y sí, empecé con la Falange y con la Iglesia, del cuartel a la Iglesia de la Iglesia del cuartel y luego al Rock-Ola.

P.- «Omega», el disco sobre poemas de Lorca que grabó Lagartija Nick con Enrique Morente, es hoy un álbum de culto pero a usted le pasó factura, de hecho dejó la banda justo después para irse con Los Planetas.

R.- Es que fueron dos años de grabación, yo veía a Lagartija cada vez más con el traje lunares y faralaes y yo no soy flamenco. Me preocupaba que el siguiente disco de Lagartija se estaba abandonando.

Luego me voy con Los Planetas y se meten también al flamenco, con Los Evangelistas y luego con El Niño de Elche. Coño, que yo no soy flamenco, no quiero una Lámpara Minera. No tengo nada en contra del flamenco, pero me gusta el pop y el rock… ¡Es que toda la reconversión del rock al flamenco me tocó a mi!

P.- Pero con Morente siguió tocando después de «Omega».

R.- Morente, sí, porque Morente era uno de esos flamencos que enamora a la gente que no escucha flamenco, que toca con la Filarmónica y te hace amar la música clásica, o escuchas su disco con poemas de San Juan de la Cruz y te hace amar el canto gregoriano, él usaba el flamenco como hilo conductor de muchas músicas.

P.- ¿Qué opina de la tendencia actual a hacer música con sintetizadores, cajas de ritmo y autotune, cree que es el nuevo punk?

R.- Lo único que me interesa de esa música es la actitud, porque siempre tiene que haber un movimiento en contra del sistema, igual que tuvimos el punk y el hippie. Ahora las bandas de música son tan profesionales que preferiría trabajar en un banco.

El trap está guay porque incomoda y tiene que haber alguien que incomode, pero bueno, espero que se rompa el aparatillo del autotune.

P.- En 2015 teloneó a Bob Dylan con Los Evangelistas, ¿qué le pareció?

R.- Es un aburrido, un poeta gruñón, a mí me gusta la gente con un poco más de chispa. Que le den.

P.- Su hermano dice de usted en el documental que es un superviviente, ¿qué le ha ayudado a sobrevivir?

R.- Me ha ayudado a sobrevivir el público que he tenido. Yo he tenido una falta de autoestima y de cariño en muchas facetas de mi vida y cuando empiezo a ver que me aplauden y que la gente me pide una foto, yo me vuelco con ellos porque me siento arropado, me siento útil para alguien.

No soy como James Rhodes, que dice que le salvó la música, pero es que él escuchaba música clásica, yo escuchaba a Joy Division, que te dan ganas de quitarte la vida. A mí la música no me ha salvado la vida, me ha salvado el público y luego me ha rematado lo que más me ha ilusionado en la vida que es mi hija y mi actual mujer, ahora estoy emocionalmente pleno.

P.- Hablando de fans, hace unas semanas tuvieron un encuentro los músicos de Granada con Pedro Sánchez con motivo de la cumbre europea. ¿Cómo fue?

R.- Nos llamaron porque quería una reunión con la gente de la cultura, estuvo Miguel Ríos, 091, Antonio (Arias, de Lagartija Nick)… Era una gran oportunidad para decir lo mal que se trata a la música y ya está, se lo dijimos.

P.- ¿Qué impresión le causó el presidente?

R.- Muy guapo y muy elegante, sí señor… Un encuentro cordial, no es que vaya a cambiar nada esa reunión, pero es el primer presidente que se quiere reunir con músicos.