Es la cultura china la que cuenta con el primer registro de las espinacas en el siglo VII.
En el siglo XI se introdujeron en España, desde donde se extendieron al resto de Europa.
Durante la Primera Guerra Mundial, a los soldados que sufrían hemorragias les hacían beber vino con jugo de espinacas porque pensaban que su alto contenido en clorofila les serviría para acortar el tiempo de recuperación.
En la actualidad, las espinacas forman parte de la dieta de todo el mundo. Existen dos variedades de hoja: una rizada y otra lisa. Son una fuente rica en vitaminas y minerales. Poseen una gran cantidad de folatos, vitamina C y vitamina A y cantidades inferiores de vitamina E, B6 y riboflavina.
Aportan un alto contenido en b-carotenos compuestos que además de transformarse en vitamina A en nuestro organismo (provitamina A), desempeñan acciones antioxidantes y estimuladoras del sistema inmunitario. También contienen otros carotenoides como son la luteína y la zeaxantina. Estos se encuentran en el cristalino humano y la retina.
La mayor parte de la espinaca se compone de agua. Tiene un bajo contenido en hidratos de carbono y grasas. En cambio, es uno de los vegetales que más proteínas contiene por lo que favorece el amento muscular.
Gracias a su alto contenido en fibra favorece el tránsito intestinal, y previene el cáncer de colon y la enfermedad cardiovascular.
¡Feliz Día Mundial de las Espinacas!