Madrid, 2 nov (EFE).- El poeta y periodista madrileño Ignacio Elguero cierra la trilogía que comenzó con «Materia» (2006), siguió con «Siempre» y finaliza ahora con «Humano», un «álbum de la vida» tejido con el vértigo de las palabras.
Elguero, actualmente director de Educación, Diversidad Cultural Internacional de la Corporación RTVE, es un poeta de largo recorrido dedicado, desde hace años, a impulsar el mundo del libro y la lectura a través de diferentes programas de la cadena como «La estación azul», «El ojo crítico» o «Culturas 2», entre otros.
Premio al Fomento de la Lectura en 2011 por «Materia», concedido por la Federación del Gremio de Editores, Elguero ha ido tejiendo sus hondos versos a lo largo de estos años, de vértigo profesional, buscando el silencio y los rincones de la memoria para dar con la palabra íntima y desnuda.
Así, entre dioses y guerreros, Elgero, tras casi diez años sin publicar, escribe en «Humano» (Hiperión) que «Todo es olvido» pero recupera esa memoria, a veces lacerante y elegíaca, otras blanca y llena de luz, para mostrar la fragilidad y la humanidad que hay debajo de la frontera con la supuesta realidad.
«Con la sabiduría de la experiencia, que conlleva derrotas, ausencias, estigmas y placeres, y cuyo mayor exponente es el hecho de estar vivo. Los años son el poso de la vida, pero los versos, los poemas, también», ha explicado a EFE el autor de «El dormitorio ajeno» o «Los años como colores».
«En 'Humano' trato de escarbar en ciertas inquietudes de las que me había ocupado en mis obras anteriores y que no dejan de ser pilares de la poesía universal: el paso del tiempo, el territorio de la infancia, las relaciones padres e hijos, los miedos ancestrales; la condición biológica de las emociones, la pasión y el deseo, el olvido o el valor de las palabras», ha añadido.
En este libro, el autor también profundiza en temáticas que tenía pendientes como «las relaciones del individuo con la naturaleza, el sentido y sentimiento de la fe o el trazado de la razón».
«Creo que 'Humano' es un recorrido doloroso en ocasiones, y gozoso en otras, en el que trato de ofrecer al lector el inquietante y a la vez dichoso territorio de las sensaciones. Al fin y al cabo, lo humano va indisolublemente unido al universo de las emociones, y emocionar con el vértigo de las palabras, con el lenguaje, es una de la cualidades de la poesía, ha concluido.