Bruselas, 9 jun (EFE).- A un año de unas elecciones europeas en las que «está en juego la supervivencia no ya de la Unión Europea sino de Europa como tal», el equipo de comunicación del Parlamento Europeo, con su director Jaume Duch a la cabeza, perfila su estrategia para dar «ese empujón» que haga ver a todo el mundo que «su voto es muy importante».
El foco lo tienen puesto en todos, pero especialmente en cómo llegar a los jóvenes, y más teniendo en cuenta que los próximos comicios habrá cinco países (Alemania, Austria, Malta, Grecia y Bélgica) en los que se podrá votar en las europeas a partir de los 16 años, explica Duch en una entrevista con EFE.
El reto es, dice, «llegar a la mayor parte de ciudadanos de la Unión Europea para que sepan no solo que hay elecciones, sino la importancia de votar», porque «la democracia es frágil» y en todos los comicios se han visto campañas organizadas de desinformación y «cabe imaginar que en las europeas también pasará».
RESILIENCIA O RESISTENCIA
«Está en juego la supervivencia no ya de la Unión Europea, sino de Europa como tal, no a cinco años, quizás a diez, a quince o a veinte, pero estamos viendo que en estos últimos años el mundo se ha ido complicando. Estamos viendo que Europa cada vez es más pequeña, no ya geográficamente, sino en su concepto geopolítico», alerta Duch.
Esa realidad, por lo tanto, debe abrir los ojos a que «si no hacemos las cosas unidos conjuntamente o yendo de acuerdo, no vamos a poder mantener no ya nuestro nivel de vida, sino nuestro modelo de vida, nuestro modelo de sociedad, que es un modelo mucho más avanzado, mucho más justo y mucho más integrador que cualquier otro modelo» en el mundo, continua.
En estos últimos años, en su opinión, la Unión Europea «podría haber sufrido muchísimo de las diferentes crisis, sobre todo si no hubiera dado respuesta a lo que la gente pedía. En el caso evidente de la pandemia, y ahora también con la guerra» o «en la negociación del Brexit, que era un tema muy complicado y peligroso», pero ha demostrado «resiliencia o, en todo caso, resistencia».
En ese sentido, considera que la Unión Europea «demuestra que se sabe adaptar, que sabe incluso ir más allá de sus propias competencias», como pasó en la campaña de vacunación contra la covid-19 o con la puesta en marcha del programa de recuperación «Next Generation».
Pero lo que sí es «frágil» es la democracia, apunta Duch, ya que en estos últimos años el número de países que se pueden considerar democráticos se va reduciendo y «es un peligro porque eso en algún momento podría también afectar a la propia Unión Europea».
«No sabemos qué es lo que va a pasar en el futuro, pero sí sabemos que si seguimos haciendo las cosas juntos probablemente nos va a ir mejor, pero eso implica mantener una Unión Europea en funcionamiento democrática que respete los valores; participativa, que la gente se sienta escuchada, y todo eso al final también pasa por las elecciones», mantiene el director de Comunicación y portavoz de la Eurocámara.
ESTRATEGIA, REDES Y ADN DEMOCRÁTICO
Partiendo de la premisa de que «las mismas razones que valen para votar en unas elecciones nacionales o autonómicas o municipales valen para las europeas», Duch y su equipo diseñan una estrategia de comunicación para intentar llegar a la mayor parte de ciudadanos y que sepan no solo que hay elecciones sino la importancia de votar.
Informarán, por un lado, sobre qué hace el Parlamento Europeo, qué ha estado haciendo durante esta legislatura y cuáles son los retos o los temas que quedan encima de la mesa para la siguiente.
Y, por otro, intentarán motivar, dar «ese empujón o información adicional» a la ciudadanía que les ayude «a entender que su voto es muy importante» y que no valen «excusas» para no ir a las urnas.
Y, especialmente a los jóvenes, Duch les dice que las elecciones europeas ponen «las bases de lo que va a venir después» y les anima a huir del abstencionismo y enraizar lo que llama el «ADN democrático».
Llegar a ellos es «más complicado» que a otros, ya que consumen la información y la comunicación de manera diferente, principalmente en redes como TikTok, cuyo uso las instituciones europeas tienen prohibido, por lo que tendrán que «superar esa barrera» y «buscar alternativas» a través de creadores de contenidos o medios que están en esas u otras plataformas.
«Tenemos que abrir el Parlamento a todo tipo de medios de comunicación y cada vez más a todo tipo de personas que tienen influencia en las redes», considera.
MÁS CONSCIENTES FRENTE A BULOS
A la espera ver cómo afecta a las plataformas la entrada en vigor después del verano de la ley de servicios digitales de la Unión Europea, Duch ya ve signos positivos: «Creo que poco a poco la gente sí va adquiriendo conciencia, se van dando cuenta de que no todo lo que les llega es creíble y que por lo tanto hay que intentar separar el grano de la paja» en la desinformación.