Roma, 4 abr (EFE).- El ex primer ministro italiano Matteo Renzi acudió hoy al Tribunal de Florencia (norte) como uno de los once acusados por el uso presuntamente irregular de la Fundación Open, con la que hasta 2018 financiaba sus iniciativas políticas.
«Fui presidente del Gobierno y respeto las instituciones. Vendré también a las próximas vistas siempre que me sea posible», declaró Renzi al llegar al tribunal de la ciudad de la que fue alcalde y desde donde dio el salto a la política nacional en 2014.
La Fiscalía florentina pidió su enjuiciamiento y el de otros 10 colaboradores por supuesta financiación irregular de la fundación Open, que cerró en 2018.
La de hoy fue la primera audiencia de la fase preliminar del proceso, en la que la jueza, Sara Farini, deberá decidir si abre el juicio formal o archiva la causa.
«Todo este asunto dentro de algunos años estará en los manuales de historia judicial como un absoluto escándalo», refirió ante los medios el actual senador, que en los últimos tiempos viene arremetiendo públicamente contra los fiscales que le acusan.
Entre los imputados destacan los exministros Maria Elena Boschi y Luca Lotti, ambos diputados y dos de los más estrechos colaboradores de Renzi en su época en el Gobierno (2014-2016).
El resto son, el abogado Alberto Bianchi; el expresidente de Open, Marco Carrai; los empresarios Patrizio Donnini, Alfonso Toto, Riccardo Maestrelli y Piero Di Loreno, además de dos directivos de la multinacional British American Tobacco, Giovanni Carucci y Carmine Gianluca Ansalone, según los medios.
Entre los delitos que los fiscales barajan están los de corrupción, financiación ilegal, tráfico de influencias y emisión de facturas falsas.
La fundación fue abierta en 2012 para financiar las acciones de Renzi, que se preparaba para dar el salto a la política nacional, tomando las riendas del Partido Demócrata (PD) un año después y alcanzando el Gobierno tras desbancar a su compañero Enrico Letta.
Los investigadores creen que Open, «la caja fuerte renziana», activa hasta 2018, recaudaba fondos de privados para financiar sus iniciativas sin respetar los requisitos de transparencia exigidos a las fundaciones de los partidos.
Renzi dimitió como primer ministro en diciembre de 2016 pero aún tiene gran influencia al frente de su partido, Italia Viva, una escisión de 2019 del PD con unos cincuenta parlamentarios.
Cuenta con un ministro, un viceministro y un subsecretario en el actual Ejecutivo de Mario Draghi, apoyado desde hace un año por una coalición «de unidad» en la que están todos los partidos excepto los ultraderechistas Hermanos de Italia.
El político, en los últimos tiempos en medio de la polémica por sus viajes y trabajos para Arabia Saudí, ha subrayado su inocencia y confesado su desconfianza por los fiscales: «No me fío de ellos», declaró, denunciando que le quieren «callado y bueno».