Bucarest, 12 ene (EFE).- Decenas de miles de rumanos, según los medios locales, han participado este domingo en Bucarest en una manifestación convocada por el partido ultranacionalista AUR para pedir que continúe el proceso de las elecciones presidenciales, cancelado por sospechas de injerencia rusa y financiación irregular.
«Queremos que se reanude la segunda vuelta de las elecciones, que fue cancelada de forma abusiva», declaró a EFE Ramona Ioana Bruynseels, diputada de Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), el partido ultra que el pasado 1 de diciembre quedó segundo, con el 18 % de los votos, en las elecciones legislativas.
Unos 10.000 manifestantes se congregaron inicialmente en la céntrica Plaza de la Universidad, según las estimaciones de Bruynseels, aunque luego se unieron más a una marcha hacia la sede del Gobierno, formado por una gran coalición de socialdemócratas, conservadores y el partido de la minoría húngara.
Posteriormente, la manifestación se dirigió hacia el Palacio Presidencial.
El presidente de AUR, George Simion, aseguró ante los congregados que las manifestaciones van a continuar hasta que se cumplan todos sus requisitos.
«La voz de más de 100.000 personas tiene que ser escuchada y (el primer ministro) Marcel Ciolacu y su Gobierno tienen que irse», aseguró Simion, aunque la Policía no dio cifras oficiales de manifestantes y los medios rumanos se limitan a hablar de decenas de miles.
Simion pidió también la dimisión inmediata de Klaus Iohannis, el presidente saliente, que debería haber abandonado el cargo a finales de diciembre.
Al respecto, Bruynseels afirmó que el aún jefe del Estado es un «usurpador» y que la Constitución establece que, ante la situación creada, es el presidente del Senado quien debería ocupar de forma interina la jefatura del Estado hasta que se elija a un sustituto.
Los manifestantes reclamaron que continúe el proceso electoral y se celebre la segunda vuelta electoral, que fue anulada por el Tribunal Constitucional el 6 de diciembre, 48 horas antes de su celebración.
En la primera vuelta se impuso sorpresivamente el candidato ultranacionalista, pero no miembro de AUR, Călin Georgescu, sobre cuya campaña electoral hay sospechas de injerencias de Rusia y financiación irregular.
El Gobierno ha fijado que el 4 de mayo se celebre la primera vuelta de las nuevas elecciones y que, si ningún candidato tiene mayoría absoluta, haya una segunda y definitiva vuelta dos semanas después entre los dos aspirantes más votados.
Algunos de los manifestantes llegaron desde el extranjero, donde Georgescu tuvo muchos apoyos.
«Debemos apoyar la democracia aquí, porque nos la robaron. A todos nos gustaría volver a Rumanía. Queremos ser un país proeuropeo, pero no como lo hacen ahora. En Europa hay democracia, pero aquí no hay nada de eso», denunció Nicu, un conductor que viajó desde Módena, Italia, para mostrar su desacuerdo con la anulación de las elecciones.
«Somos muchos, esperamos que salga todo el pueblo a la calle para recuperar nuestra Rumanía”, dijo por su parte Ionela, residente en Dâmbovița, a unos 80 kilómetros al norte de Bucarest.
En un comunicado, AUR aseguró que la «abusiva» decisión del Constitucional «ha desencadenado una ola de indignación nacional».
«Los rumanos vuelven a salir a las calles, después de 35 años, para defender su voto y su democracia”, afirmó el partido, en referencia a las protestas con las que cayó la dictadura comunista.
El partido ultra sostiene que la cancelación del proceso electoral podría transformar a Rumanía, un país miembro de la Unión Europea y de la OTAN, en un Estado dictatorial.
El pasado viernes, miles de partidarios de Georgescu reclamaron que continúe el proceso electoral y se celebre la segunda vuelta, para la que en su día el candidato ultra era favorito.