Alfredo Valenzuela
Sevilla, 12 ene (EFE).- Pablo Picasso afrontó en vida muchas falsificaciones de su obra y plagios de sus avances pictóricos pero siempre eludió denunciarlos ante el temor de que el perjudicado fuera cualquier amigo de sus primeros tiempos, según revela el que fue su abogado, Roland Dumas, en 'El último Picasso' (Berenice).
El propio Dumas, que ejerció de abogado del artista en el último periodo de su vida, cuando más famoso era y más se cotizaban sus cuadros, le aconsejó a Picasso que mandara secuestrar las numerosas falsificaciones que se le atribuían como auténticas con el irrebatible argumento de que perjudicaban su obra, pero el malagueño «se lo tomaba a broma».
«No es posible, Dumas, dese cuenta. Ya ha ocurrido, se hace una investigación, se nombra un juez que me convoca y quiere que me enfrente con el falsificador, le manda entrar y ¿a quién veo? ¡A uno de mis mejores amigos!», así respondió Picasso a su abogado para zanjar el asunto de una vez por todas.
Como Picasso contaba aquello entre risas, el propio Dumas hizo una investigación para confirmar que lo que decía el pintor no era una mera excusa y confirmó que «había existido, en efecto, un pintor español que correspondía a ese perfil (no revela su identidad) y había realizado algunos falsos Picassos».
«El último Picasso» está firmado por Roland Dumas y Thierry Savatier, historiador del arte y experto en Courbet, que tuvo la iniciativa de mantener con el abogado de Picasso un ciclo de trece entrevistas cuyo contenido recoge este libro en otros tantos capítulos que se completan con un anexo sobre el trasfondo legal de la entrega del 'Guernica' a España.
La entrega del 'Guernica' a España
Picasso le confió a Dumas la gestión del traslado del 'Guernica' a España, labor a que el abogado se consagró desde 1969 hasta septiembre de 1981, lo que, en palabras de Thierry Savatier, significó que «nunca antes había ocurrido que un artista considerado el más importante de su época delegara en otro hombre la misión de velar, después de su muerte, por el destino del cuadro más famoso del siglo en el que fue pintado».
Sobre los entresijos de la entrega del 'Guernica' a España, el propio André Malraux dijo que nadie conocía mejor ese asunto que Roland Dumas, quien a lo largo de su vida profesional también ejerció como abogado, entre otros, de Giacometti, Jean Genat, Sartre, Daniel-Henry Kahnweiler, Pablo Neruda y Luciano Pavarotti.
Aunque la parte más extensa de 'El último Picasso' es la dedicada a la entrega a España del 'Guernica' en los términos que dispuso su autor, Dumas también le habla a Savatier de las facetas artística y humana del pintor, a quien describe como «un falso modesto».
Dumas confiesa haber tenido la certeza de que Picasso estaba convencido de que «no existía ni había existido un artista equivalente a él», ni aún cuando reconocía el magisterio de Cezanne, por quien sintió mucha admiración y de quien poseía varias obras.
Y de la enemistad de Picasso con Chagall, de quien Dumas afirma que entre ambos existía un «recíproco desprecio», culpa a Chagall, de quien se hizo célebre la alusión a Picasso de que «el español pinta como mea», para significar que pintaba sus cuadros en serie.
No obstante, añade que esa enemistad ya venía de antiguo, desde los tiempos en que Chagall quiso conocer a Picasso a través de Apollinaire y el malagueño se negó.
De la posición política de Picasso, Dumas certifica que mantuvo su inclinación a la izquierda y que hasta los años sesenta estuvo apoyando incluso económicamente a asociaciones de exiliados españoles, pero sobre Mayo del 68 dice que «le causaban risa las manifestaciones de los estudiantes» y que «los observaba con la mirada lejana de un viejo sabio que ha visto mucho en su vida y relativiza la importancia de cuanto ocurre».