Mariana Pineda, 190 años de la muerte de la liberal española

Mariana Pineda, 190 años de la muerte de la liberal española

Cuando fue juzgada, se le imputó el delito de rebelión contra el orden y el monarca, este delito por aquel momento estaba castigado con pena de muerte

El 26 de mayo de 1831, la joven de 26 años perdió la vida ante la mirada de la gente congregada en el Campo del Triunfo de Granada. Mariana Pineda había sido condenada a muerte al ser considerada una revolucionaria. La mujer, siempre expresó sus firmes convicciones liberales en contra del régimen absolutista impuesto en España con el rey Fernando VII.  La muchacha fue interrogada duramente y al negarse a declarar en contra de sus compañeros, ella acarreó con la culpa, llegando a tener que pagar con su propia vida.

Su vida privada 

Nacida el 1 de septiembre de 1804 en Granada, con padre capitán de barco y caballero de la Orden de Calatrava y madre de orígenes humildes. Fue arrebatada de los brazos de su padre pero finalmente fue localizada por la policía y devuelta a su progenitor. Con la muerte de su padre, su tío ciego se hizo cargo de ella. Este miembro de la familia se encontraba soltero en aquel momento, pero, en cuanto contrajo matrimonio traspasó la tutela de la niña a una pareja: José de Mesa y Úrsula de la Presa, quienes le darían a Mariana una educación liberal. 

Con quince años la joven se casó con Manuel de Peralte y Valle, que era un militar mayor que ella y con el que tuvo dos hijos. Su matrimonio fue breve ya que en 1822 enviudó. Justo en el momento en el que en España se estaba viviendo el Trienio Liberal y también durante la Década Ominosa, la muchacha se empezó a implicar en la política de la época y comenzó a dar cobijo a algunos liberales que estaban siendo perseguidos.

En su vida personal, Mariana conoció a otro militar, llamado Casimiro Brodett y Carbone con el que estuvo a punto de contraer nupcias que finalmente no se llevaron a cabo, ya que no se le llegó a otorgar la dispensa real. Su pareja en ese momento se vio obligado a abandonar el ejército y a exiliarse en Cuba. La joven desapareció durante dos años y no sería hasta 1828 cuando volvería a aparecer para ayudar a escapar de la prisión a un primo de su padre, el cual estaba acusado de participar en diversas conspiraciones y al que se le había condenado a muerte.

De nuevo, en el terreno amoroso Mariana mantuvo una relación sentimental con José de la Peña, un abogado, con el que tuvo una hija en 1829. 

Su condena a muerte

La joven fue acusada de tener conexiones con algunos liberales de Gibraltar. Las autoridades del momento ordenaron el arresto domiciliario de la muchacha, estuvo 9 días encerrada en su hogar e intentó fugarse pero fue descubierta por la policía. Tras este incidente Mariana fue trasladada a prisión para «mujeres de mala vida», con el fin de que se reparara.

Cuando fue juzgada, se le imputó el delito de rebelión contra el orden y el monarca, esta falta por aquel momento estaba castigado con pena de muerte. Por mucho que la defensa intentó presentar argumentos que pudieran exonerarla de esta condena, todos los esfuerzos resultaron en vano. Pero como alternativa, el ministro de Justicia en ese momento le ofreció un indulto si delataba a sus compañeros, sin embargo Mariana se negó. Tras cuatro días de juicio, el 26 de abril se le notificaba la sentencia. Un mes después, el 26 de mayo, la joven era llevaba a la Plaza de la Libertad en Granada para ser ejecutada.